El tiempo transcurre muy rápido y Gabriela tiene ahora diez años, y aunque es natural que quiera poco a poco su independencia y estar con sus amigas, también tiene momentos en los que necesita estar conmigo.
Hoy me insistió en jugar a "la chapada". Al principio yo no quería participar en el juego, principalmente porque hacía mucho calor y también porque el día anterior habíamos tenido un compromiso y me había ido a dormir bastante tarde. Pero Gabriela insistió y entonces bajamos al jardín.
Ella empezó el juego cogiéndome del brazo y diciendo "chapada", inmediatamente corrió para que yo la atrapara, algo que me resultó muy fácil porque soy buena corriendo. Luego ella tuvo que ir a buscarme. Nos reímos mucho. Ella se burlaba de mi manera de correr y yo me reía de ella diciéndole "no me atrapas".
Gabriela se echó en el césped un par de veces para descansar por breves segundos y luego seguimos jugando.
Finalmente subimos a descansar y tomar agua. Me sentí gratificada de haber jugado con mi niña de esa manera. A veces el día día, las preocupaciones o distracciones no nos permiten jugar con nuestros hijos. Grave error. Tratemos de jugar con ellos mientras las fuerzas nos alcancen. Después será muy tarde.